domingo, 27 de abril de 2008

Cuento de vieja

Los jóvenes no sólo nos diferenciamos de los mayores en que ellos hablan de bachillerato en vez de PAA (y nosotros de los "muy jóvenes", que hablan de PSU), sino que también en la forma de juzgar los acontecimientos.
Para mostrarles eso, les muestro una conversación que tuve con una señora de las cinco décadas (tirando para seis):
SEÑORA: “¿Qué te parece eso de la bomba en la Universidad de los Andes?”
YO: “Me parece bastante grave, ya que no es la primera bomba que uno ve en las noticias.”
SEÑORA: “No sólo eso, en los diarios se ha dicho que es como la bomba número 40 que ponen últimamente. Recordemos sólo a vuelo de pájaro: la bomba en un banco (BCI me parece), la de la Embajada Británica, la de la Parroquia Santa María de Las Condes y la de los Andes.
“Esto me recuerda la época de la Unidad Popular, donde todos los días se escuchaban bombas, aunque es primera vez que lo hacen en una Universidad. No me extrañaría que fuera algún infiltrado.”
YO: “¿En la de Los Andes? No creo.”
SEÑORA: “En los ochenta, cuando trabajaba en la Católica, me tocó ver a una niña de buena familia, hija de personas que escaparon de Allende a España, que pidió ser admitida como oyente en la Universidad. Ningún problema, hasta que un día ella explotó cuando venía en bicicleta con
una mochila llena de bombas. En mi época era común eso de que hubiera infiltrados en las universidades, que no buscaban estudiar (se les reconocía en que apenas pasaban los cursos y estaban más años que el normal en la Universidad), sino que ganar adeptos. Incluso cuando era estudiante en épocas previas al Gobierno Militar, era sabido que los hombres de estos grupos se dividían fríamente a la mitad de las chiquillas del curso, para pololeárselas y tratar de ganar adeptos a su causa.”
YO: “No creo que eso esté pasando en la de los Andes.”
SEÑORA: “Probablemente no, pero no creas que los terroristas son sólo personas con pañuelos artesanales al cuello. Si ellos tuvieran un cierto tipo, no les habría costado nada pillar a los terroristas en EE.UU. o en Gran Bretaña.

“¿Y has visto las reacciones contra los jueces del Tribunal Constitucional? Quizá todavía no hay titulares en los diarios como el recordado "Viejos de Mierda", pero el fomento del desconocimiento de las decisiones de los tribunales también era algo común en esos años.
YO: Sí, por último, si no les gusta la ley, que la reformen en el Congreso, como corresponde a una nación democrática.
SEÑORA: “¿Y qué te parecen los actos violentistas en Codelco? Eso era pan de todos los días antes de que llegara alguien a poner mano dura… y mientras más fuertes son los desórdenes, más dura es la mano que llegará a poner orden, ojalá que esa mano llegue electa popularmente.”
YO: “Pero no creo que la situación dé para tanto.”
SEÑORA: “Ahora ciertamente no, ya que hasta el momento no se ha dado eso de que los obreros ataquen a las mujeres que salen a protestar tirándoles papas con Gillete (a mí me tocó vivirlo), pero sí te puedo decir que así, de a poco, partió todo años atrás.”

8 comentarios:

Nery dijo...

mmm sabes? estoy bastante cerca de los cincuenta y ese lenguaje no es el mio...y para sorpresa mia lo he leido en personas que no deben pasar los treinta. No es cuestión de edad sino de mentalidad. Todo depende de la forma que le hemos dado a nuestro mundo a lo largo de los años.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Se nota que la señora no ve más allá de su propia experiencia, y que carece de la capacidad de entender los contextos, y de entender los procesos de cambio social, político y económico.
En todo caso, concuerdo con Nery, en que hay gente de 30 que parece tener más de 200 años, porque hasta mi abuelita es más abierta de mente.

Álvaro P. dijo...

Nery: Efectivamente.

Jorge: O sea, los que no piensan como tú son cerrados. ¡Por favor!

Saludos,
Álvaro P.

klaupac dijo...

lo QUE UNA PERSONA DICE TIENE MAS QUE VER CON SU ENTORNO, CON LA REALIDAD QUE HA VIVIDO, CON LA EXPERIENCIA, MAS QUE EN LA EDAD. HE ESCUCHADO A COMPAÑEROS DE MI EDAD QUE HABLAN DE ESTA FORMA, Y ESO, OBEDECE A LO QUE LES DIJERON A COMO FUERON EDUCADOS.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

No pongas palabras en mi boca. Mi abuelita no piensa como yo de hecho.

Es claro que hay gente que cree que la realidad es sólo su mundo inmediato, que es su vereda, su sombra, y entonces, el resto lo malentienden.

Como Mauricio Israel, que ante la propuesta de bajar el sueldo de 2 millones de los alcaldes, espantado dijo ¿Cómo vive esa gente?

Y ese opinólogo emite juicios, y hace análisis para el público,que claramente no tienen ningún asidero.

O Diana Bolocco, que se espanto cuando Edmundo Varas hablo de comprar el pan diariamente en la esquina, y dijo con su voz: ¿Comer pan todos los días? Lo que demuestra su ignorancia absoluta.

Incapaces de entender y distinguir contextos.

Nery dijo...

una vez leí...hace muchoooooooooos años!!!! que todo lo interpretamos de acuerdo a nuestro paisaje interno. Ese que construimos con memorias propias y prestadas, ese que pintamos con los colores de cada uno de nuestros días. Así hay abuelitas en tonos verde anaranjados y otras en negro solo o negro y rojo o cuanto color se te ocurra. Creo que lo importante es compartir esos paisajes del alma y ver cuanto de ellos podemos tomar para hacer del nuestro algo mejor..ponerle un tono de color distinto a nuestra vida y a nuestra memoria...en mi caso me hacen falta colores de esperanza...porque de los otros tengo suficiente.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Creo que el Gobierno nos quiere acostumbrar a esos de las bombas.

Álvaro P. dijo...

Klaupac: Efectivamente, no tiene tanto que ver con la edad, pero también importa, porque esta mujer le tocó vivir cosas que a nosotros no.

Javier: No sé si el Gobierno nos queire acostumbrar a ellos o no, pero sí se nota que no está haciendo nada al respecto, y deja pasar estos actos porque no quiere hacer notar la poca eficiencia que tiene en su combate.

Saludos,
Álvaro P.