martes, 28 de septiembre de 2010

Cierre de Negocio

Estimados:

Como habrán podido ver, llevo ya dos semanas sin mandar posteos. Esta falta de comentarios no fue intencionada, pero me hizo reflexionar en que, al parecer, después de tres años y varios meses de vida, este blog cumplió un ciclo. Quizá esto se produce porque estoy fuera de Chile, lo que hace que esté medio desconectado de la realidad nacional, o porque tengo menos tiempo, o quizá, sencillamente, porque se me ha secado un poco el cerebro.

Por eso, les cuento que lamentablemente ahora comienza una etapa de letargo de este blog, en la que ya no mandaré posteos en forma regular, sino que sólo cuando me surja un interés muy grande por escribir algo sobre un tema y tenga el tiempo necesario para hacerlo, lo que probablemente no será en forma muy frecuente. Quizá en algún momento llegue nuevamente una etapa de más actividad.

Le agradezco mucho a los pocos, pero fieles, seguidores de este blog. Sus cientos de comentarios no sólo me animaban a seguir escribiendo, sino que hicieron que este blog fuera muchísimo más interesante de lo que habría sido con los simples posteos. ¡Muchas gracias!

Un abrazo.
Álvaro P.

P.S.: Aprovecho de dejarles un link al discurso del Papa en Westminster Hall. Me imagino que alguno estará interesado. Hay una parte bien interesante sobre la fundamentación ética de las deliberaciones políticas y la religión (aunque lamentablemente el Papa sólo esbozó ese tema).

lunes, 6 de septiembre de 2010

Para toda necesidad hay un derecho

El otro día vi un cartel que decía: “todas las personas jóvenes tenemos derecho al trabajo, con iguales oportunidades, remuneraciones y condiciones que las otras poblaciones”… ¿y no que la experiencia debe ser valorada? Esto parece basarse en el lema informal de una escuela de Derecho: “para cada necesidad hay un derecho”, lo que es una soberana tontera, ya que todos sabemos que las necesidades son múltiples y los recursos son escasos.

Lamentablemente, hay varios organismos públicos de diversos países que se tragan estas idioteces. Por ejemplo, la Comisión de Derechos Humanos de Canadá
, que (según lo que leí en un libro llamado Shakedown, de Ezra Levant), obligó a McDonald’s a reincorporar a una trabajadora que no podía lavarse las manos el número de veces requeridas por las políticas de higiene, y a quien la empresa había tratado, sin éxito, de colocar en un área distinta. Algo similar sucedió con esta comisión de derechos humanos al obligar a un centro de atención a víctimas de violaciones a contratar a un travesti, lo que las mujeres agredidas rechazaban totalmente, ya que no querían confidenciarle a un hombre los sufrimientos causados por otros hombres… porque, aunque el travesti se vista de seda, travesti queda.

En los
dos casos citados se entiende que había dos necesidades muy importantes a ojos de los implicados. En el primer caso se necesitaba trabajar para poder subsistir, y en el segundo, la persona necesitaba darse más seguridad a si misma. Sin embargo, como generalmente sucede, estas necesidades no tienen asociado un derecho, sino que con un desafío.