domingo, 13 de enero de 2008

Idd: Ser indio, no tonto

A: -Buenas tardes señor burócrata. Soy Manuel José Alemparte Balmaceda, nieto de don Manolo, el antiguo dueño del valle de las Palmas Verdes.
B: - Buenas tardes, cuénteme no más.
A: - Como Ud. bien sabe, estas tierras pertenecieron a la familia desde siempre. En la colonia estaban deshabitadas y nos las entregaron en merced. Por eso, vengo a pedirle que nos las restituyan, ya que han sido siempre nuestras, y mi abuelo (no muy bueno para los negociosun, además de un poco jugador y caído al litro el pobre hombre) las perdió con esos engañadores de la familia Abdul-Belén.
B: - Tiene razón, debe haber sido bien fresco este señor Abdón Véliz. Usted está en todo su derecho. Veremos qué se puede hacer.

Cualquier parecido con la realidad (con excepción de las reclamaciones de los violentistas mapuches) es sólo coincidencia...

No se puede estar mirando siempre hacia el pasado (menos si se quiere ser progresista). Justamente por eso cientos de miles de mapuches han buscado afrontar los nuevos tiempos en este Chile mestizo, haciendo lo posible por no perder su cultura, pero sin relegarse a sí mismos como si fueran Amish. Han tratado de abrirse paso en el Chile actual, separando aguas con los grupos de violentistas de izquierda que no hacen más que ensuciar el nombre del pueblo araucano. La mayoría de los mapuches sabe que si hace algunos cientos de años se les hizo una injusticia, ¿Qué se puede hacer?

¿Qué se puede hacer? ¿Qué podemos hacer? Ciertamente se pueden reconocer los errores, pero ¿qué más? ¿pretender que no han pasado cientos de años? ¿creer que se les puede devolver unas tierras y dejarlos a su suerte? ¿pensar que a los mapuches no les llegó la escritura, la electricidad, el agua potable y la educación? No, claramente no. Por eso, no se les puede entregar tierras y soñar que quedarán contentos cultivándolas como se hacía en la edad del hierro, viendo cómo sus vecinos cuentan con tecnología "nano" y "MP7", mordiéndose la lengua para no envidiarlos.

No, se deben reconocer los problemas que ellos tienen y afrontarlos con la cabeza, no con ideas fundamentalistas internacionalistas sacadas de la OIT. Y ¿Cuáles son esos problemas? a) La pobreza, y b) la pérdida de aspectos importantes de la cultura mapuche.

Ciertamente en este posteo no puedo pretender decirles cómo se puede solucionar la pobreza, ni la pérdida de identidad de ese pueblo, pero sí puedo afirmar que los indígenas, como cualquier ser humano (el pecado original también les corre por la sangre) actúan en base a estímulos, de modo que podrán ser muy honrados, pero si ven que a algunos "gángsters étnicos" (Ou, very pintorescou) les están entregando tierras como respuesta a sus intentos violentistas, ciertamente se verán incentivados a mirar hacia el romántico camino de la "revolución" (es lógico, si ven que a alguien le regalan cosas por nada, harán lo mismo).

Es urgente solucionar las necesidades REALES de los mapuches, no aquellas inventadas por Aucán Huilcamán. No seamos tontos, que los violentistas, cual niño que prueba a sus padres, están viendo hasta dónde pueden llegar. Si no nos damos cuenta de que este es un país mestizo, y empezamos a tratar con mano blanda a los pocos delincuentes mapuches (la mayoría son personas buenas y honradas), estaremos incentivando a que todos caminen de la mano de la guerrilla… y prepárense, porque si las cosas siguen como van, se nos viene Chiapas.

9 comentarios:

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Los últimos acontecimientos relacionados con el tema mapuche, han demostrado que la estructura política e institucional chilena en su totalidad, es incapaz de absorber las demandas de dichos sectores y de insertar a los mapuches como actores políticos y sociales, que presentan un claro proceso de indigenización.

La situación actual mapuche, de clara indigenización, rompe con una lógica institucional y discursiva que se sedimento desde los inicios de la nueva república chilena, cuando la educación, el derecho, y la política como bases del Estado, fueron reduciendo la presencia de la cultura indígena –incluida la mapuche- dentro del ideario nacional, bajo el discurso de lo criollo como constitutivo de lo chileno –entre lo español y lo indígena- y las posteriores pretensiones de “mejorar” la raza por parte del Estado chileno, como una forma de desligarse del pasado indígena.

Bajo ese discurso, se estructuró entonces una institucionalidad, que eliminó al sujeto indígena como potencial actor político, económico y social, excluyéndolo de la educación y el acceso a bienes y espacios que el Estado y otras esferas generaban, atomizando sus comunidades y reduciéndolas a grupos familiares carentes de capacidad para generar una organización amplia bajo criterios etnográficos. Como grupo social activo, los mapuches parecían haber sido disueltos.

La irrupción del mapuche como sujeto activo en cuanto a sus demandas, descoloca a los actores políticos institucionales, que no saben cómo cooptarlos y por lo tanto, no ven más opción que deslegitimar su incursión como actor social y político, penalizando y judicializando sus demandas, y asumiéndolas como totalmente ilegítimas.

El conflicto mapuche es más bien reflejo de un conflicto institucional chileno, entendido como un alerta a los valores de una sociedad muchas veces discriminadora, poco inclusiva, racista, clasista, con pocas oportunidades y muy elitista.

Álvaro P. dijo...

No sé si será tan así, ya que el conflicto indígena tal cual existe hoy (es decir, más allá del problema de pobreza y pérdida de identidad cultural), comenzó junto a la ley indígena y esas otras medidas discriminatorias respecto del resto de la sociedad chilena.

Efectivamente existen problemas de los indígenas, pero no creo que su solución pase por discriminarlos positivamente en cuanto indígenas.

Gracias por el por tu refexión.
Saludos,
Álvaro P.

Javier Bazán Aguirre dijo...

La ley indígena conviertió a los mapuches en guetto. Se basa en la discrimincación positiva. Al final, es exclusión.
Al revés de lo que dice Jorge la ley le otorga privilegios que no tiene el chileno medio.

Álvaro P. dijo...

Si, les da privilegios, y en tal sentido van también nuevas leyes tipo "Borde Costero de los Pueblos Originarios". Sin embargo, esos privilegios parten del concepto de que los indígenas son incapaces de administrar sus bienes. Así, por ejemplo, se les beneficia "entregándoles tierras", pero esas tierras no pueden ser libremente administradas por los indígenas, porque se les trata como niños chicos, poniéndoles trabas para disponer de sus cosas.
No creo que a mí me gustaría tener ese tipo de privilegios que parten de la base de que soy relativamente incapaz, una condición jurídica similar a la de los dilapidadores de sus bienes. Como dice el título de este mail, a los indígenas no se les debiera tratar como si fueran tontos.
Saludos y muchas gracias por el comentario.
Álvaro P.

La Nuez dijo...

Álvaro:
Muy cierto lo que dices; y comparto la opinión de Javier. Cuando estudiaba en la Ufro, tenía compañeros mapuches (especialmente uno de ellos) que apurado sabían leer y escribir. Ellos tenían beneficios, muchos. Ahora bien, en la Novena Región el 49,7% de las personas vive en la pobreza. Ésa es buena pólvora para insidias y mal habidos propósitos de extranjeros, que porque allá no tienen ya tierras, vienen a utilizar a los mapuches como puente para sus intensiones. Las forestales aquí, muchas de ellas, plantan árboles que secan las napas subterráneas, dejando sin agua a los pueblos aledaños. La gente no puede cubrir sus necesidades básicas, no se sienten escuchados.

Distorsión de valores

El “conflicto mapuche” adquirió connotación cuando un inversionista extranjero acusó la agresión hacia un miembro de su empresa. Hizo bien. Pero parece que a las autoridades les asusta más perder capitales extranjeros, a que el terrorismo de estos grupos subversivos destruya la vida de agricultores como el señor Luchsinger. Es más, si uno no quiere venderle a la Conadi, al final resulta “obligado”, porque no puedes seguir viviendo, ni cultivando en tu tierra. A mis antecesores nadie les regaló nada (como a veces creen los santiaguinos). Ellos se partieron el lomo produciendo, incluso aprendieron mapudungún para entenderse, para “comprender” a su gente. Tengo buenos amigos mapuches, y reconozco su sagacidad y brillantez en todo.

La ley

No la he estudiado a cabalidad. Pero si no me equivoco, la Derecha tenía mayoría en el parlamento cuando fue aprobada. De los políticos de Derecha aquí es realmente muy poco lo que se puede esperar. Ganan sus votos y se mandan a cambiar. O hablan más de la cuenta, pero no tienen sensibilidad para captar y acercarse al problema a fondo, como sí la tiene mucha gente de la Concertación. El Diputado Tuma es ejemplar en su trabajo.

¿Voluntad política?

Estoy muy escéptica de que la Alianza gane las próximas elecciones, tienen buenos reflejos, pero nada más. Falta pragmatismo portaliano, más que religión o el apostolado de “san Pablo”.

Buena cosa sería acordarse que de estas tierras indómitas salió el gran General Bulnes y su patriótico ejército de mapuches todos.

El futuro de Chile está en las regiones, no en Santiago. Si la Alianza no puede ver eso, no es capaz, va a seguir perdiendo elecciones. Si siguen apoyando la construcción de centrales hidroeléctricas, para abastecer una ciudad patética, van a perder. Están atrasadísimos en sus planteamientos. Nunca he escuchado a algún político, hablar de la necesidad de Investigación y Desarrollo, ni tampoco han aportado al discurso ecológico en el que está yendo el mundo.

Bien, sobre el problema en cuestión recomiendo leer los trabajos de Ena Von Baer. Y encantada me reuniría en una mesa de conversación para concretar ideas al respecto. Es un tema que me apasiona, porque vivo en la Región de la Araucanía, porque quiero lo mejor para mi tierra. Y porque ideas no me faltan.

Loreto Pollak

Álvaro P. dijo...

Muchas gracias Loreto por el "Tratado en Cuestiones Indígenas". Siempre son un aporte tus comentarios.
No sabía que eras de la Región de la Araucanía. Qué bueno. Yo también soy medio provinciano.
Como te interesa este tema, quizá puedas encontrar datos interesantes en el siguiente "Tema Público" de LyD. Ahí aparecen datos sobre los últimos hechos de violencia: http://www.lyd.com/LYD/tp/tp854INDIGENA.pdf
Saludos y gracias por el comentario.
Álvaro P.

La Nuez dijo...

Qué buena investigación, Álvaro. Propongo sí, empezar a hacer a algo para mejorar, sobretodo, la educación. Duele el alma, vieras cómo están de abandonadas las escuelas rurales. Esa gente emigra a las ciudades, las ciudades se saturan y hay miseria y malos hábitos. Si consideramos que nuestras ideas son promotoras de libertad y de desarrollo, cambiemos el paradigma. Una idea: si gente con educación como nosotros, pusiese a sus hijos en escuelas rurales, la calidad mejoraría. Y hay mucho que aprender de la gente del campo ¿Por qué no? Internet hay en todas partes, ya nadie puede sentirse aislado. Además, la agricultura y el turismo son buenos nexos de descentralización.

Qué honor que me identifiques con “tratados”. Te diré que me siento libre de decir lo que pienso aquí (y en cualquier lugar, en realidad). Soy una feliz sureña, ex alumna de la Deutsche Schule, como mi amiga Ena.

Gracias a ti por publicar temas tan oportunos siempre. Y por tu empatía de provinciano también.

Loreto

Álvaro P. dijo...

¡Piropos van, piropos vienen! Muchas gracias por eso de la "empatía de provinciano"... que es totalmente cierta, ya que eso de haber nacido en "el Puerto", y haber egresado de un colegio de La Serena, me da también ese "qué se yo" que tenemos los de regiones (del cual carecen los santiaguinos, aunque no por eso dejan de ser también buenas personas).
Qué bueno eso de ser amiga de la Ena. Yo no la conozco mucho, pero parece ser bastante interesante.
Muchas gracias por el comentario.
Saludos,
Álvaro P.

Álvaro P. dijo...

En este sentido es interesante el caso Moiwana de la Corte Interamericana, que otorgó la calidad de "propiedad ancestral" a tierras en las que se habrían empezado a asentar personas de raza negra desde el siglo XVII, es decir, que no tenía ninguna historia más profunda en el continente.