Año 8:
Hijo: “¡Poto-caca! ¡ja, ja, ja, ja!”
Papá: “Mi amorcito lindo, no eso no se dice.”
Año 12:
Hijo: ¡Esa mina e’una Puta!
Papá: M’hijito, no diga garabatos.
Año 14:
Hijo: ¡Oye viejo e’mierda, no digai hueá!
Papá: Bueno mi amor.
Probablemente esa secuencia se habría evitado si con la primera mala palabra el papá le hubiese dado un buen “tapaboca” al niño... Esto es discutible, pero es algo que cada padre debe decidir por sí mismo, sin necesidad que sea el Gobierno el que diga cómo educar a los niños, especialmente considerando los “modelitos” de hijos que tienen los personajes públicos... de capitana a paje.
Esto lo digo porque, según nos contaba El Mercurio, hace unas semanas la comisión correspondiente del Senado habría aprobado una indicación que establece que los padres no podrían corregir a sus hijos usando castigos físicos, sin considerar que la violencia intrafamiliar no se produce dependiendo de la naturaleza del correctivo aplicado (física vs. no física), ya que una palmada bien dada en un ambiente de cariño puede no tener ningún efecto negativo en el niño (quien se puede corregir y olvidar a los cinco minutos el castigo), en cambio, las palabras pueden causar traumas mucho peores, si son pronunciadas en un ambiente de indiferencia.
Ahora, yendo a la cuestión de principios, la derecha sostiene que los padres tienen la potestad, es decir, el “deber-derecho” de educar a sus hijos, lo que consiste en que los padres tienen que ser responsables, ya que no pueden traer un crío al mundo y olvidarse de ellos (deber de educar), pero tienen el derecho de hacerlo como estimen conveniente, ya que ellos son los que más quieren el bien de sus hijos, por lo que procurarán darles lo mejor. Lógicamente que existen casos en los que claramente los padres están mal de la cabeza, como cuando les pegan irracionalmente, y ahí hay que quitarle a los niños, pero eso se debe hacerse sólo en situaciones graves. Así, si hay un caso más limítrofe, como los padres que quieren educar a sus niños en la comunidad cristiana ecológica de Pirque... ¡que así sea! Porque son los que se levantan en la noche a ver al niño que llora, y los que van a buscarlo cuando tienen alguna fiesta, los que con mayor seguridad buscarán darle lo mejor.
lunes, 31 de diciembre de 2007
I. de D.: Madre hay una sola, y padre también
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5 comentarios:
Ese proyecto lo encontré desatinado. Como tú dices, unas palmadas, no puede considerarse como un acto de violencia física.
"Desatinado", justamente esa es la palabra perfecta para definir esa parte del proyecto.
Gracias por el comentario.
Saludos,
Álvaro P.
Creo q esta es una tendencia de la izquierda.
Si juntamos esta indicacion con la famosa pildora del dia despues, q se puede dar a niñas de 14 años sin que sus padres sepan o lo autorizan, se ve para donde va la cosa.
Lo q no entiendo es como "se supone" q este tipo de iniciatibas beneficia a la sociedad chilena.
Feliz año,
Fabiola
A mi tambien me parece un poco "exagerado".
Las cosas han cambiado en los últimos 20-25 años..Si pensamos cuando nosotros eramos chicos y hacíamos maldades, nos metían con ropa y zapatos a la ducha fría, o anda a decirle algo malo a la mama o al papa, te ibas de cachetazo limpio...ninguno de nosotros (o por lo menos yo) tiene algo asi como "stress post traumático" ...llorabamos un poco y al rato se pasaba. O si un compañero en el colegio te pegaba, o eras el choro que se la devolvía o se te olvidaba y al dia siguiente eras amigo de nuevo. Que pasa ahora: cada tontera que hacen en el colegio, el pobre cabro chico no tiene opción de llorar o de que se le pase solito..te exigen neurólogo, psiquiatra, que el ritalín, que no sufra, que no juegue, que no hable, que no pelee, que no se mueva!! y así quedan tildados. Incluso niños con episodios de depresión mayor, cosa que no se veía antes (algo esta pasando) Bueno, me sali un poco del tema de los padres, pero en general esa es la "cultura educativa" del siglo 21.
Fabiola: Y lo peor de todo, es que fue también suscrita por personas de "derecha". Es terrible que poco falta para que los niños empiecen a ser criados por leyes, en vez de por sus padres.
Paula: Tienes razón, y para peor, los del otro lado dicen que nosotros opinamos del modo en que lo hacemos, porque fuimos "víctimas de nuestros padres" y por eso no podemos aceptar que ellos hayan hecho algo malo con nosotros... ¡Qué tontera!, como si siguieramos siendo niños chicos que pensamos que todo lo que hacen nuestros padres está bien.
Saludos y gracias por el comentario.
Álvaro P.
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