domingo, 6 de junio de 2010

IDD: Yo sabré lo que hago

Los que tenemos una edad que anda alrededor de los treinta nos acordaremos perfectamente del miedo sentido con la película “Tiburón”, o de las canciones de la clásica película “La Novicia Rebelde”. Esos nombres están tan metidos en nuestra cabeza, que nos parece raro saber que la traducción literal desde el inglés es “Mandíbulas” y “El Sonido de la Música”. Y es más raro aún saber que incluso en España el nombre de la película inspirada en la historia verídica de la familia Von Trapp es “Sonrisas y Lágrimas”… ¡Puaj! ¡Parece nombre de teleserie venezolana!

Menos mal que no existe una entidad internacional encargada de ponerle nombre uniforme a todas las películas, ya que eso impediría llamarlas del modo que nos pareciera más adecuado según nuestras costumbres o tradiciones. Sin embargo, esto que no sucede en el área de las películas, sí sucede en otras áreas con ciertos tratados internacionales, y por eso siempre conviene ser cuidadoso con los tratados que los Estados firman, ya que, por muy bonitos que suenen sus títulos o sus artículos, pueden en algunas ocasiones poner fin a la posibilidad de solucionar los problemas de acuerdo a las realidades y tradiciones nacionales. En efecto, incluso hay tratados como los de Derechos Humanos en los que puede estarse de acuerdo, pero que son leídos inadecuadamente. Por ejemplo, la Convención Interamericana de DD.HH. ha sido interpretada diciendo que prohíbe las leyes de amnistía (aunque no lo dice en ninguna parte), lo que impediría usar ese mecanismo para solucionar conflictos internos, desconociendo que en muchos casos el perdón y el olvido son los mejores mecanismos para solucionar algunos problemas sociales profundos, como sucedió en Sudáfrica al término del Apartheid.

Por eso conviene ser cuidadoso con los tratados que se firma, ya que al igual como sucede con el principio de subsidiariedad a nivel nacional, las agrupaciones mayores —p.e
j. organismos internacionales— deben realizar sólo aquellas cosas que las agrupaciones menores no pueden hacer por sí mismas. Por ejemplo, acordar quién tiene jurisdicción sobre los hechos que suceden en alta mar. Por eso las naciones con ADN de Derecha suelen preferir no firmar tantos tratados internacionales. Un ejemplo de lo anterior es el caso de Estados Unidos, que sabe que es uno de los países de primer nivel en el respeto de los derechos humanos y no necesita de otros que le digan qué hacer, y por eso es uno de los dos únicos países que no ha firmado un tratado con el que casi todos estamos de acuerdo: la Convención sobre los Derechos del Niño.

6 comentarios:

AleMamá dijo...

Cada uno lee de acuerdo a su sentir y convicciones. Por eso hay interpretaciones, aclaraciones y otro montón de cosas para terminar dicendo hasta lo que janmás se pensó, en algunos casos. Y no hablo sólo de política, leyes etc, sino de cosas comunes entre ciudadanos corrientes.
Igual cosa en la ONU, pero con el agravante d eqeu las cosas se redactan para luego hacer pasar un elefante por donde se pretendió que no pasara un mosquito, como es el caso de los mal llamados "Derechos reproductivos" en que con lindos títulos y palabras que suenan bien intencionadas están matando a los niños de nuestra propia raza. Ya se sabe, y cada día peor, de la manera más injusta y cruel.

A mi no me gusta lo de la Convención de los derechos del niño, queriéndolos mucho, porque no hay una contrapartida de DEBERES de los niños, sin contar que para eso las criaturas deben haber nacido, y con lo del aborto......me suena a que si nacen, pese a la ONU y sus secuaces, los derechos sin deberes les dan herramientas a esas instituciones par aen cualquier momento pescarlos y hacer de nuestoers hijos lo que se les ocurra, y , como firmamos, será exigible. No es una fantasía. Ya ves las presiones para que saquemos leyes de aborto en paises como el nuestro por haber firmado cosas que tenían estos quistes disimulados pero latentes para estallar.

Que Dios nos ampare. Los gringos, que hacen todo para que los demás firmemos cosas a su gusto y antojo saben muy bien por qué no firman sus propios engendros.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Y aquí la derecha tonta firmó por la CPI, porque cree que el mundo basa en las buenas intenciones.

Buena esa observación de la Convención Interamericana de DD.HH. Aquí le interesa seguir el camino de Sudáfrica.

Anónimo dijo...

Lo mismo debería aplicarse a nivel religioso...¿No crees?

Spooner

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

En parte estoy de acuerdo y en parte no. Me explico.

En primer lugar esa pluralidad debería defenderse en todos los ámbitos y no sólo en algunos.

Por otro lado, eso de las costumbres y tradiciones como barrera es cuestionable porque hay tradiciones que son brutales, como la circuncisión femenina.

¿En qué casos el perdón y el olvido son los mejores mecanismos? ¿Depende del sector o raza de los muertos?

¿Cuáles son las naciones con ADN de derecha? Eso es muy chistoso.

En cuanto a Estados Unidos, obvias que Estados Unidos no firma acuerdos, no necesariamente porque es un país de primer nivel en el respeto de los derechos humanos, también tiene tejado de vidrio –no tanto como otros- sino por una cuestión de poder simplemente. Probablemente, después China nos llene de protocolos que no firmará…

Javier Bazán Aguirre dijo...

Corrección:
Aquí no le interesa seguir el camino de Sudáfrica.

Álvaro P. dijo...

Alemamá: Efectivamente hay casos en que algunos organismos internacionales actúan en forma muy negativa, incluso la Unicef, que en ciertos países incentiva el aborto.

Javier: En Chile se siguió el camino de Sudáfrica a medias, ya que un bando de la pelea fue indultado y el otro está ahora procesado.

Spooner: No entiendo lo que quieres decir. Expláyate un poco más por favor.

Javier: Es cierto que hay tradiciones que son brutales (el caso que planteas daría para una discusión más en particular), pero el problema es cuando los tratados internacionales se interpretan en un modo en que uniforman aquellas tradiciones que no son algo brutal en sí misma.

Saludos.
Álvaro P.