lunes, 15 de febrero de 2010

IdD: No le pidamos peras al olmo (imperfecciones del mercado)

¿Pero qué pasa los pobres no pueden comprar lo necesario para la vida? ¿o si no se alcanza este milagroso precio de equilibrio? ¿No es esto una imperfección del mercado? Para responder esto hay que recordar que el mercado no es Dios. Es sólo el mecanismo natural que hace eficiente la asignación de precios reflejando las decisiones de las personas al reflejar en precios decisiones de millones de personas (y no debemos olvidar que estas elecciones son hechas por gente con pecado original. Veamos los problemas principales:

1. La gente pobre puede no alcanzar a comprar cosas básicas, v.gr. educación o salud básica. Frente a este problema no hay que ir de atrás para adelante y f
ijar precios, ya que eso sólo llevará a que exista escasez de ese producto, como sucedió con Allende quien dijo al final de su gobierno: “sólo queda harina para tres días”. El mejor modo de solucionar esto será dar subsidios a los pobres.

2. Los bienes gratuitos de uso común, como el medio ambiente, pueden ser mal utilizados al no cobrarse nada por ellos. Acá el Estado puede también intervenir, ya sea r
estringiendo prudentemente el uso de estos bienes, o poniéndoles artificialmente un costo.

3. A veces existen monopolios que pueden hacer que los precios suban mucho. Acá hay que partir de la base de que los monopolios no son algo malo en sí mismo,
ya que si alguien es el único dueño de un negocio y se pone a subir los precios, esa subida de precios será momentánea, pues ya llegará otro a hacerle la competencia bajando los precios. El problema se produce cuando existen “barreras a la entrada”, como sucedería si se hacen prácticas contrarias a la libre competencia, pero para eso hay que procurar que la Fiscalía sea eficiente. Algo distinto sucede si esta barrera a la entrada es algo natural que no pueda ser evitado, caso que sería el único en el que sería necesario que el Estado regulara de algún modo.

Al tratar de solucionar estos problemas no se debe olvidar que el mercado será una realidad subyacente, ya que al contrario a lo que dijo un político, la ley
de la oferta y la demanda no es algo derogable. Así, si se pretende dar un subsidio a los cesantes, se debe procurar que no sea muy alto ni muy extendido en el tiempo, ya que ello haría que ese subsidio fuera más demandado que el trabajo, transformándose en un incentivo a la cesantía.

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