sábado, 25 de agosto de 2007

Pobres mujeres

No sé cuál será el motivo, quizá sea que con la Michelle somos de generaciones distintas, o que ella estuvo en colegio de mujeres y yo en uno mixto, pero lo cierto es que a diferencia de ella, yo considero que hombres y mujeres no sólo tenemos igual dignidad, sino que también igual capacidad para abrirnos camino en la vida.

Por eso me extrañan las declaraciones que últimamente ha hecho nuestra PresidentE (no creo que sea necesario hablar de PresidentA, como tampoco hablo de dentistO, psiquiatrO, ni colegO), reforzando sus intenciones de promover una ley que incentive la participación de mujeres en la vida política, o esa idea de paridad en los ministerios (que fue tan mala, que ni siquiera ella la pudo mantener), o apoyar esa moción que está en el Congreso que se llama "iguala las remuneraciones entre hombres y mujeres".

Se afirma que con esas normas se busca cambiar los modelos de sociedad de opresión masculina, pero si consideramos que actualmente el trabajo de la mujer es bastante valorado, los únicos motivos verdaderos para establecer este tipo de políticas podrían ser: el considerar a la mujer menos capaz de abrirse sus propios espacios (lo que motivaría la discriminación positiva), o una búsqueda ideológica por incentivarlas a abandonar el trabajo en la casa (cuestión que pasaría por despreciar la labor del cuidado de la familia, por lo que no creo que sea el motivo… ¿o sí?).

Es cierto que muchas veces las mujeres ganan menos que los hombres, pero eso no las convierte necesariamente en pobres desamparadas. Esto lo sostengo porque, si miramos la CASEN 2003, nos daremos cuenta de que las mujeres del quintil más pobre, y que por lo tanto las más desprotegidas, ganan lo mismo que los hombres, e incluso un poco más. Es a mayor preparación donde se van produciendo las mayores diferencias, lo que significa que las mujeres que tienen más capacidad para negociar son las que tienen una mayor diferencia de salario, y eso se debe muchas veces, a que ellas prefieren ganar un poco menos, pero dedicarse a lo que les gusta (los sectores en los que generalmente se desempeñan las mujeres profesionales son menos remunerados, p. ej., los servicios sociales), o porque ellas prefieren trabajos con sueldos menores, pero con mayor flexibilidad de horarios.

Donde sí se produce una diferencia, es en la regulación que rige el trabajo femenino, que muchas
veces implica que se les contrate menos. Por ejemplo, muchas empresas contratan sólo hasta 19 mujeres, porque si contratan una más, están obligados a tener una sala cuna o pagarles adicionalmente por ese servicio (bastante caro).

Insisto, con la Michelle tenemos visiones distintas, yo creo que las mujeres son capaces de buscar y encontrar libremente su destino (siempre que la regulación laboral no las perjudique). No se necesita de leyes que las traten como pobrecitas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

de acuerdo con tu penultimo parrafo...tb creoq ue e probelma radica ahí





saludos!

Álvaro P. dijo...

Siempre son buenas las coincidencias Burdel.
Muchas gracias por el comentario.