Nuestra ciudad se ha vuelto a llenar de rayados de paredes relativos al día del trabajo, cuestión que de a poco se empieza a transformar en una costumbre, pero nunca será algo tan tradicional como esos carteles o afiches hechos de papel de envolver, de unos 10 ó 20 metros de largo, que tienen un mensaje pintado exclusivamente en letras negras, y que se encuentran en algunos sectores de Santiago o en la carretera al sur. Nadie sabe quién los escribe, pero siempre dicen algo como “LOCE = Lucro Oligarca Con Educación”, o cosas así. Estos panfletos alargados, y todo el resto de las consignas pintadas en los muros, cumplen un rol importante en la dirección del debate público.
Si el mensaje que se pintara en las calles hubiera sido algo así como “Estatuto Docente = Está todo Indecente”, o “Los privilegios del profesorado destruyen a nuestra juventud”, quizá nuestros estudiantes se hubieran dado cuenta de que el problema principal de la educación no gira en tono a la LOCE, sino que al estatuto de privilegios al profesorado, y otro gallo habría cantado (no estaría el Gobierno cambiando la LOCE por una LOCGE, cuestión que no tendrá ningún resultado positivo en la calidad de la educación).
Necesitamos que nuestro sector salga a pintar las calles como si todos los días del año estuviéramos en campaña política (manteniendo la decencia, como siempre: cuidando de hacerlo en muros propios, o en los ya rayados, o los de organismos públicos —ya que el Gobierno autoriza tácitamente estas expresiones democráticas—). Si falta gente que lo haga ¿de dónde sale la que pinta muros en períodos de elecciones? Debería existir una preocupación permanente por impregnar el ambiente de mensajes correctos, invirtiendo en pintores de paredes no sólo cuando ello tenga dividendos en un futuro electoral inmediato, sino que también cuando con eso se pueda beneficiar al país de verdad.
viernes, 4 de mayo de 2007
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