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Hijo: “¡Poto-caca! ¡ja, ja, ja, ja!”
Papá: “Mi amorcito lindo, no eso no se dice.”
Año 12:
Hijo: ¡Esa mina e’una Puta!
Papá: M’hijito, no diga garabatos.
Año 14:
Hijo: ¡Oye viejo e’mierda, no digai hueá!
Papá: Bueno mi amor.
Probablemente esa secuencia se habría evitado si con la primera mala palabra el papá le hubiese dado un buen “tapaboca” al niño... Esto es discutible, pero es algo que cada padre debe decidir por sí mismo, sin necesidad que sea el Gobierno el que diga cómo educar a los niños, especialmente considerando los “modelitos” de hijos que tienen los personajes públicos... de capitana a paje.
Esto lo digo porque, según nos contaba El Mercurio, hace unas semanas la comisión correspondiente del Senado habría aprobado una indicación que establece que los
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Ahora, yendo a la cuestión de principios, la derecha sostiene que los padres tienen la potestad, es decir, el “deber-derecho” de educar a sus hijos, lo que consiste en que los padres tienen que ser responsables, ya que no pueden traer un crío al mundo y olvidarse de ellos (deber de educar), pero tienen el derecho de hacerlo como estimen conveniente, ya que ellos son los que más quieren el bien de sus hijos, por lo que
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