domingo, 28 de octubre de 2007

Restricciones a la libertad de elegir

¿Son eficientes las restricciones para incentivar cambios de hábitos? Un proyecto de ley que limita la publicidad y expendio de bebidas alcohólicas, que la semana pasada se despachó para la Sala de la Cámara de Diputados, se basa en esa creencia. Entre los fundamentos de tal proyecto se encuentran estudios sobre los problemas del alcoholismo, pero ninguno que pruebe la relación entre las restricciones propuestas y la disminución de los “bebedores problema” [cuestión que demuestra la falta de seriedad de la medida]. En cambio, sí hay antecedentes que muestran que esta moción afectará la vida y economía de las personas.

Dicho proyecto, además de establecer la rotulación obligatoria sobre los efectos adversos del consumo de alcohol, impone serias restricciones a su publicidad. Ella es prohibida en vías públicas y en actividades deportivas y culturales, pudiéndose prever cómo este impedimento afectará los ingresos y el empleo de los trabajadores de las industrias relacionadas con estas áreas (agrícola, publicitaria, turística, etc.), así como la realización de actividades deportivas y culturales... todos los cuales son factores que alejan a las personas del alcoholismo.

Es interesante el caso colombiano, donde hace pocos años se dictó una norma similar en cuanto a la publicidad en actividades deportivas, pero que al poco andar hubo de ser suavizada para no ultimar al deporte de ese país.

Preocupa que esta medida no es aislada. Existen otros proyectos que buscan restringir el consumo y publicidad de ciertos bienes (p. ej.: alimentos “no saludables” [los absolutistas no nos quieren dejar ir tranquilamente a un Mc Donalds]), pasando por sobre la libertad de elección personal, y olvidando que son más efectivas las medidas que, aunque más de largo plazo, pasan por la educación de la población.

[Estrat. 23/10/07]

8 comentarios:

Lucho dijo...

Muy interesante el post y el tema.
En principio estoy de acuerdo contigo, pero por ejemplo, lo de Mcdonalds deja de ser un tema de libertad personal cuando la gente engorda, se enferma, y hay que tratar su enfermedad con los impuestos de todo el resto. En ese sentido, uno si puede preferir que se intente incentivar a esa persona a tener una vida más sana.

En otras palabras, se podría decir que si esa persona es suficientemente libre y racional para elegir hacer algo que le hace mal, también debería ser suficientemente libre para pagarse su tratamiento.

Álvaro P. dijo...

Gracias por el comentario L.A.
Es cierto que si la persona es suficientemente libre para elegir algo que le hace mal, también debe pagarse su tratamiento, cuestión que en muchos casos hace al pagar su 7% para Isapre o Fonasa.
Tienes mucha razón en que el Estado debe fomentar la "vida sana", pero eso no tiene por qué pasar por restricciones tipo "ley seca".
Saludos,

Lucho dijo...

En eso último estoy totalmente de acuerdo. Las prohibiciones no son buenas. Pero eso si, por pagar 7% la gente no se paga su tratamiento. La gente que no se cuida es la que hace que el resto tenga que pagar más.

Álvaro P. dijo...

Tienes razón, la gente que no se cuida hace que el resto tenga que pagar más. Así son los sistemas "solidarios".
Felicitaciones por el nuevo formato de blog, aunque es una lástima que sea poco manejable.

Lucho dijo...

Gracias Álvaro!

Viste que ya somos 7 los lectores? :)

Álvaro P. dijo...

Sí, lo noté, muchas gracias.
Haré caso a tu consejo de escribir más seguido.
Saludos.
Álvaro P.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Supongo entonces, que apruebas que se venda la pastilla del día después, para poder ejercer la libertad de elegir, de elección personal...

Álvaro P. dijo...

No, porque en ese caso está involucrada la libertad de un tercero: el niño.
Sí encuentro que se pueden tolerar cosas como los anticonceptivos, aunque yo personalmente estoy en contra.