Va a ser espectacular tener 5 días seguidos de descanso... yo soy uno de los tantos favorecidos por la ley que declarará como feriado el día 17 de septiembre. Sin embargo, no todos están felices, ya que muchos perderán horas en hospitales, tribunales de familia, etc. (lugares donde uno se demora meses en conseguir hora), y otros muchos tendrán que asumir los costos de este día festivo.
No pretendo hablar de los problemas prácticos de este proyecto, ni de los gastos que implica, ya que de eso se ha dicho bastante. Prefiero hablar de la cuestión de fondo en la fijación de días festivos por parte de un Gobierno: el establecimiento de feriados constituye una imposición del Estado por sobre la autonomía de los actores sociales, quienes tienen ya la posibilidad de establecer días libres de trabajo. No es por ser grave, pero es cierto. Incluso muchos establecimientos educacionales, empresas, etc., habían fijado voluntariamente el 17 como día libre. Asimismo, los convenios colectivos suficientemente previsores también podrían haberlo hecho.
El uso de esta potestad constituye un abanderamiento del Congreso por intereses de algunas partes de la sociedad en perjuicio de otras (por suerte estoy en la parte de los beneficiados), por lo que se justifica sólo excepcionalmente, como cuando se establece un descanso mínimo razonable, o cuando se busca señalar fechas de importancia nacional. Por eso, conviene racionalizar el uso de esta potestad, recordando que el Estado no debe imponerse sobre la libertad de las personas, a menos que ello sea estrictamente necesario. Por el contrario, el “empoderamiento” de la sociedad (del que se llenan tanto la boca algunos) también debe buscarse en materia de feriados, como podría suceder, por ejemplo, si se permitiese transar entre trabajadores y empleadores, que el descanso de los festivos “trasladables” (p. ej. 12 de octubre), pudiera ser ejercido en otros días laborales (p. ej. 2 de enero).
viernes, 31 de agosto de 2007
sábado, 25 de agosto de 2007
Pobres mujeres
No sé cuál será el motivo, quizá sea que con la Michelle somos de generaciones distintas, o que ella estuvo en colegio de mujeres y yo en uno mixto, pero lo cierto es que a diferencia de ella, yo considero que hombres y mujeres no sólo tenemos igual dignidad, sino que también igual capacidad para abrirnos camino en la vida.
Por eso me extrañan las declaraciones que últimamente ha hecho nuestra PresidentE (no creo que sea necesario hablar de PresidentA, como tampoco hablo de dentistO, psiquiatrO, ni colegO), reforzando sus intenciones de promover una ley que incentive la participación de mujeres en la vida política, o esa idea de paridad en los ministerios (que fue tan mala, que ni siquiera ella la pudo mantener), o apoyar esa moción que está en el Congreso que se llama "iguala las remuneraciones entre hombres y mujeres".
Se afirma que con esas normas se busca cambiar los modelos de sociedad de opresión masculina, pero si consideramos que actualmente el trabajo de la mujer es bastante valorado, los únicos motivos verdaderos para establecer este tipo de políticas podrían ser: el considerar a la mujer menos capaz de abrirse sus propios espacios (lo que motivaría la discriminación positiva), o una búsqueda ideológica por incentivarlas a abandonar el trabajo en la casa (cuestión que pasaría por despreciar la labor del cuidado de la familia, por lo que no creo que sea el motivo… ¿o sí?).
Es cierto que muchas veces las mujeres ganan menos que los hombres, pero eso no las convierte necesariamente en pobres desamparadas. Esto lo sostengo porque, si miramos la CASEN 2003, nos daremos cuenta de que las mujeres del quintil más pobre, y que por lo tanto las más desprotegidas, ganan lo mismo que los hombres, e incluso un poco más. Es a mayor preparación donde se van produciendo las mayores diferencias, lo que significa que las mujeres que tienen más capacidad para negociar son las que tienen una mayor diferencia de salario, y eso se debe muchas veces, a que ellas prefieren ganar un poco menos, pero dedicarse a lo que les gusta (los sectores en los que generalmente se desempeñan las mujeres profesionales son menos remunerados, p. ej., los servicios sociales), o porque ellas prefieren trabajos con sueldos menores, pero con mayor flexibilidad de horarios.
Donde sí se produce una diferencia, es en la regulación que rige el trabajo femenino, que muchas veces implica que se les contrate menos. Por ejemplo, muchas empresas contratan sólo hasta 19 mujeres, porque si contratan una más, están obligados a tener una sala cuna o pagarles adicionalmente por ese servicio (bastante caro).
Insisto, con la Michelle tenemos visiones distintas, yo creo que las mujeres son capaces de buscar y encontrar libremente su destino (siempre que la regulación laboral no las perjudique). No se necesita de leyes que las traten como pobrecitas.
Por eso me extrañan las declaraciones que últimamente ha hecho nuestra PresidentE (no creo que sea necesario hablar de PresidentA, como tampoco hablo de dentistO, psiquiatrO, ni colegO), reforzando sus intenciones de promover una ley que incentive la participación de mujeres en la vida política, o esa idea de paridad en los ministerios (que fue tan mala, que ni siquiera ella la pudo mantener), o apoyar esa moción que está en el Congreso que se llama "iguala las remuneraciones entre hombres y mujeres".
Se afirma que con esas normas se busca cambiar los modelos de sociedad de opresión masculina, pero si consideramos que actualmente el trabajo de la mujer es bastante valorado, los únicos motivos verdaderos para establecer este tipo de políticas podrían ser: el considerar a la mujer menos capaz de abrirse sus propios espacios (lo que motivaría la discriminación positiva), o una búsqueda ideológica por incentivarlas a abandonar el trabajo en la casa (cuestión que pasaría por despreciar la labor del cuidado de la familia, por lo que no creo que sea el motivo… ¿o sí?).
Es cierto que muchas veces las mujeres ganan menos que los hombres, pero eso no las convierte necesariamente en pobres desamparadas. Esto lo sostengo porque, si miramos la CASEN 2003, nos daremos cuenta de que las mujeres del quintil más pobre, y que por lo tanto las más desprotegidas, ganan lo mismo que los hombres, e incluso un poco más. Es a mayor preparación donde se van produciendo las mayores diferencias, lo que significa que las mujeres que tienen más capacidad para negociar son las que tienen una mayor diferencia de salario, y eso se debe muchas veces, a que ellas prefieren ganar un poco menos, pero dedicarse a lo que les gusta (los sectores en los que generalmente se desempeñan las mujeres profesionales son menos remunerados, p. ej., los servicios sociales), o porque ellas prefieren trabajos con sueldos menores, pero con mayor flexibilidad de horarios.
Donde sí se produce una diferencia, es en la regulación que rige el trabajo femenino, que muchas veces implica que se les contrate menos. Por ejemplo, muchas empresas contratan sólo hasta 19 mujeres, porque si contratan una más, están obligados a tener una sala cuna o pagarles adicionalmente por ese servicio (bastante caro).
Insisto, con la Michelle tenemos visiones distintas, yo creo que las mujeres son capaces de buscar y encontrar libremente su destino (siempre que la regulación laboral no las perjudique). No se necesita de leyes que las traten como pobrecitas.
domingo, 19 de agosto de 2007
La edad de la inocencia
Justo antes de la edad del pavo se encuentra la edad de la inocencia. Esta breve etapa que los adultos tratamos de cuidar, ya que refleja lo mejor del ser humano: una ausencia de segundas intenciones y de complicaciones innecesarias (cosas que los “grandes” valoramos, aunque pocas veces tratamos de llevar a cabo).
Sin embargo, no todos piensan así. Hace unos días, vi comentarios positivos frente a la campaña del sida que entregará en los colegios unos folletos donde aparecen homosexuales y travestis a punto de besarse. Incluso hubo quienes consideraban que había que mostrar a los niños desde temprano la existencia de los males que hay en el mundo. ¿Será entonces adecuada esta costumbre que tenemos de cuidar la inocencia infantil? ¿Es ese candor un bien en sí mismo?
En primer lugar, igual como quienes tienen pulmones débiles no pueden estar en ambientes contaminados, existen conciencias en formación, y por eso débiles, a las que les perjudicaría mucho exponerse crudamente al mal. La misma exagerada preocupación que existe por no fumar en casas donde hay niños, debiera existir por cuidar las conciencias infantiles.
En segundo lugar, existe una forma distinta de plantearse la vida cuando alguien se sabe capaz cometer males mayores. Del mismo modo que cuando uno viaja se da cuenta de que su modo de vivir no es el único posible, y que puede adquirir libremente distintas costumbres (si no, no estaríamos comiendo suhi y McDonald’s); la exhibición de diversas clases de mal hace que las personas se planteen la posibilidad de elegir la realización de acciones inicuas, especialmente cuando las personas no tienen el “criterio formado” (y por eso se exige tanto al comienzo de algunas películas).
Por último… ¡SÍ, la inocencia es un bien en sí misma!, ya que el actuar de los niños es un llamado de atención para que los adultos seamos más sencillos, para que no tengamos dobleces ni segundas intenciones en nuestro trato con los demás.
Debemos cuidar las conciencias infantiles, no podemos hacerle caso a personas como el director del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de la OMS, que dice que los programas que recomiendan el uso del preservativo debieran ser impartidos en las escuelas “cuando el niño cumple los 5 ó 6 años” (El Merc. 05/06/07). De lo contrario, como sociedad, estaremos abandonando la edad de la inocencia y entrando de lleno en la edad del pavo.
Sin embargo, no todos piensan así. Hace unos días, vi comentarios positivos frente a la campaña del sida que entregará en los colegios unos folletos donde aparecen homosexuales y travestis a punto de besarse. Incluso hubo quienes consideraban que había que mostrar a los niños desde temprano la existencia de los males que hay en el mundo. ¿Será entonces adecuada esta costumbre que tenemos de cuidar la inocencia infantil? ¿Es ese candor un bien en sí mismo?
En primer lugar, igual como quienes tienen pulmones débiles no pueden estar en ambientes contaminados, existen conciencias en formación, y por eso débiles, a las que les perjudicaría mucho exponerse crudamente al mal. La misma exagerada preocupación que existe por no fumar en casas donde hay niños, debiera existir por cuidar las conciencias infantiles.
En segundo lugar, existe una forma distinta de plantearse la vida cuando alguien se sabe capaz cometer males mayores. Del mismo modo que cuando uno viaja se da cuenta de que su modo de vivir no es el único posible, y que puede adquirir libremente distintas costumbres (si no, no estaríamos comiendo suhi y McDonald’s); la exhibición de diversas clases de mal hace que las personas se planteen la posibilidad de elegir la realización de acciones inicuas, especialmente cuando las personas no tienen el “criterio formado” (y por eso se exige tanto al comienzo de algunas películas).
Por último… ¡SÍ, la inocencia es un bien en sí misma!, ya que el actuar de los niños es un llamado de atención para que los adultos seamos más sencillos, para que no tengamos dobleces ni segundas intenciones en nuestro trato con los demás.
Debemos cuidar las conciencias infantiles, no podemos hacerle caso a personas como el director del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de la OMS, que dice que los programas que recomiendan el uso del preservativo debieran ser impartidos en las escuelas “cuando el niño cumple los 5 ó 6 años” (El Merc. 05/06/07). De lo contrario, como sociedad, estaremos abandonando la edad de la inocencia y entrando de lleno en la edad del pavo.
martes, 7 de agosto de 2007
Salario Ético
Cuando Monseñor Goic nos habla del “salario ético”, no hace más que recordarnos la enseñanza constante de doctrina social de la Iglesia, que busca que todo empleador, en la medida de sus capacidades, pague a sus trabajadores lo necesario para el adecuado sustento de su familia.
Esta enseñanza obliga individualmente a todo empleador de buena voluntad, no sólo a los católicos. Sin embargo, aunque también busca ser implementada colectivamente, no se puede pretender aplicarla directamente como política pública, pues los gobiernos deben considerar cientos de factores que escapan de sus posibilidades, ya que a diferencia de los individuos, quienes pueden mandar directamente sus actos, los gobernantes deben usar tácticas para que los millones de individuos libres se dirijan hacia el bien buscado.
La experiencia nos enseña que los fines loables no pueden buscarse directamente, sino que se necesita del uso de herramientas adecuadas de política pública. Por ejemplo, el “salario ético” de $250.000 no puede ser instaurado por ley como “salario mínimo”, ya que ello conllevaría un aumento galopante de la cesantía, resultando en un mayor número de chilenos lejanos del sueldo adecuado. Una solución real podría incluso pasar por el camino contrario: la reducción del salario mínimo. Lo mismo sucede con otra serie de asuntos públicos, especialmente en materia laboral.
Ojalá que cada uno de nosotros oiga el mensaje del Presidente de la Conferencia Episcopal, pero como sociedad, usemos tácticas, no desoigamos la voz de la experiencia.
miércoles, 1 de agosto de 2007
Oda a Cuevas
En Codelco un activista,
de los reclamos del subcontratista,
libró una batalla nada legalista.
Este joven idealista,
Cristián Cuevas el ex socialista,
por admirar a Marx se hizo comunista,
y en la Cortina de Hierro tiene fija la vista.
Aunque por el "mundo del trabajo" se hizo extremista,
el empleo no es prioridad en su lista.
Si a los 38 años no trabaja ni es rentista,
¿lo mantendrá algún concertacionista?
de los reclamos del subcontratista,
libró una batalla nada legalista.
Este joven idealista,
Cristián Cuevas el ex socialista,
por admirar a Marx se hizo comunista,
y en la Cortina de Hierro tiene fija la vista.
Aunque por el "mundo del trabajo" se hizo extremista,
el empleo no es prioridad en su lista.
Si a los 38 años no trabaja ni es rentista,
¿lo mantendrá algún concertacionista?
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